lunes, 1 de julio de 2019


La lectura: ¿Por qué leer?




La lectura desde principios, ha sido una táctica que ayuda al aprendizaje de una persona ya sea joven o adulto, para que comprenda el mundo y la historia desde diferentes perspectivas, ayudándolo a formar, argumentar y defender su punto de vista, frente a cualquier tema. Además, puede mediante este fortalecer su imaginación.


Sin embargo, esta acción para la sociedad de hoy en día, ha sido mas que obstáculo que les quita tiempo y lo consideran una limitación, ya que se ha utilizado en las escuelas, como medio obligatorio, para el aprendizaje, lo que hace que tengan un concepto erróneo de lo que es la lectura realmente, de lo que les puede brindar y de la gran importancia para el desarrollo de una sociedad, capacitada intelectualmente.
Es por la problemática anterior, que la mayoría de los jóvenes consideran que la lectura es una actividad innecesaria e inservible para sus vidas, por la mala aplicación de esta en las escuelas y hogares. Es decir, que, por la errónea aplicación sobre los jóvenes, han hecho que estos la consideren una acción infructuosa. Pero, la lectura no solo tiene que ser realizada en el aprendizaje cotidiano, el cual suele llegar a aburrir, y a ser monótono; sino también de una manera lúdica y dinámica, con el objetivo de que el estudiante vea de forma diferente esta práctica. Por consiguiente, pude verse como un medio para aumentar su intelecto, de conocer la cultura, de fortificar la concentración, de utilizar su imaginación y de conocer nuevas perspectivas del mundo.
Para poder lograr esto, la lectura se puede implementar sobre textos que traten de problemáticas sociales, los cuales puedan atraer la curiosidad de los jóvenes como, por ejemplo: las dificultades de la adolescencia, problemáticas cotidianas que afecten directamente su entorno y sobre historias y cuentos que ayudarían al desarrollo de la creatividad, al fortalecimiento de las relaciones inter e intra personales. Asimismo, de la memoria, ya que la lectura es considerada una técnica que ejercita el cerebro, por lo que ayudaría a que enfermedades como el Alzheimer, que degeneran a la memoria, no lo afecten con facilidad. Estos se disminuirían, al llegar a la etapa de la vejes.
En conclusión, la lectura nos hace crecer como personas, aportándonos beneficios que mediante del aprendizaje cotidiano, no adquiriríamos con facilidad, como la capacidad de una mejor comunicación, o en cosas tan sencillas, el vocabulario y la escritura.




Ensayo del libro “Al pueblo nunca le toca”


Colombia un sinfín de ideales.

Desde los tiempos más remotos, la patria colombiana se ha visto envuelta en disputas entre el pueblo y la burguesía. El pueblo, constituido por la parte más humilde de la sociedad, los que trabajan día a día para conseguir un mejor futuro, los que se esfuerzan para darle a sus hijos un plato de comida llana, que para ellos es el fruto del esfuerzo bajo el sol abrazador.  Pero, por otro lado, está la burguesía, los que se hacen llamar “high class.” ¿Acaso la sociedad colombiana no es una sola? ¿O estamos divididos entre los que comen a diario y los que no? ellos son los que se dice que nacen con una cuchara de oro entre sus labios, pero acuesta de otros.

Colombia desde el principio ha estado dividida, tanto como antes  de la independencia como después, Pero ¿a quién le importa? Solo a los que sufren, solo el pueblo puede decir que sabe de la patria doliente, de la inseguridad, la violencia, la incertidumbre, que se vive a diario en la Colombia real.
 “Al pueblo nunca le toca,” una crítica fuerte y veraz de los paradigmas de la sociedad colombiana, mostrando las realidades que en aquella época se manejaba, las diferencias sociales, el sistema corrupto, una sociedad silenciada por el miedo, que se logra recalcar y sacar a la luz a través de dos hombres, (Nuestros protagonistas) Casiano y Baltazar.  El primero era conservador, con tradiciones y pensamientos bastante arraigados, sin discursos que le llevasen la contraria, porque sus ideologías siempre eran defendidas con palabras filosas y bien dichas.

El segundo en cambio, entregado al partido liberal en defensa de los derechos humanos, de su pueblo, quién guardaba intrínsecamente que algún día el pueblo iba a estar al poder, aunque su amigo y compañero siempre trataba de que entendiera de que “el poder es para el poder”, de que tenía que poner los pies en la tierra y darse cuenta de que gane quien gane, las cosas seguirían igual o peor. Eran amigos entrañables y rivales irreconciliables, que solo compartían únicamente la pasión por la política echándose al agua el uno al otro, discutiendo acerca del “gran circo político colombiano.” Por sesenta años el pueblo estaba pasando por una serie de indignaciones, sufrimiento y engaño. Sin embargo, estaba esperanzado en un futuro mejor y tenía la plena seguridad de que sus votos podrían ayudar, para que un mejor dirigente llegara al poder e hiciera el cambio que con tanta ansia esperaba.


 ¿Cuándo llegaría realmente la reforma que necesitaba el pueblo? ¿Cuándo el voto del ciudadano colombiano tendrá el valor suficiente para hacer un cambio necesario? ¿Cuándo llegará el día, en que la patria colombiana será una? ¿Cuándo el capitalismo dejara de hacer de las suyas?  Llegará cuando las cadenas de la incertidumbre desaparezcan, cuando las persones se revelen contra la dominación de aquellos con mentes brillantes para lo infernal, y palabras dulces al oído.




El chato conservador le decía que “el pueblo era solo un rebaño de indios analfabetas,” ya que el pueblo se dejaba manipular con mucha facilidad, por personas de buen léxico, de buena familia, bien vestidas, que en el fondo solo eran ordinarios de buen nombre. Y es que tenía razón, solo la educación podía traerle al pueblo el conocimiento suficiente como para poder defenderse de los lobos que andan al acecho, pero ¿cómo cambiar la mente de un pueblo mediocre y conformista? ¿cómo cambiar sus pensamientos, cuando a duras penas se sabe leer y escribir? Es que la buena educación, solo se le da a los que pueden pagar por ella, porque Colombia a duras penas cumple con su deber, de brindarle a todo ciudadano el derecho de estudiar, de forma adecuada, no todos tiene la oportunidad, de adquirirla como debería ser.

Con la llegada de Marco Fidel Suarez en 1918, quien derrotó las urnas y tenía en crisis al pueblo, fue una de las otras decepciones de Baltazar, Y ¿cómo no? Si las esperanzas estaban puestas en él, como posible solución a la inminencia a la redención que necesitaba la población. Luego vino el gobierno de Pedro Nel Ospina, que satisfacía en gran manera a Casiano por la hegemonía conservadora que se vivía en ese tiempo y no desaprovechaba la oportunidad de burlarse de su amigo, quien iba de decepción en decepción.

Para la década de los cuarenta, llegó a perfilarse el liberal Jorge Eliecer Gaitán, quién representó la esperanza que tanto esperaba Baltazar y el pueblo colombiano; el cambio por fin llegaría, los pobres serían menos pobres. Pero no fue el único que se levantó de forma rebelde a decir lo que pensaba, a abrirle los ojos a los colombianos.  Mucho tiempo después, el 24 de octubre de 1960, nació un hombre que mediante el humor, palabras sinceras y cometarios sádicos, trató de mostrarle a Colombia la realidad. Jaime Garzón, un periodista, abogado, humorista, y con muchos más estudios, trató de mostrarle a la Colombia real, que si quería un cambio debía luchar por él. 

Fue durante la época de Gaitán, que se desataron grandes trifurcas que originaron muchos enfrentamientos políticos, que adquirieron otras dimensiones como lo es el “Bogotazo” que estremeció a Colombia y cambió la historia del país. Este cambio generó un pueblo violento que buscaba el poder, aunque no tenía claro hacia donde llegaría y la expresión de dolor ante la muerte de un hombre que sentían que iba a ayudarles, era eminente; pero lo sucedido aquella tarde de abril, fue un acto descontrolador e irracional. 

Un desbordamiento que desencadenó la violencia en Colombia, que tomó muchas otras formas como ataques de los grupos conservadores y liberales, origen de guerrillas organizadas que concluyo en el periodo de “La Violencia” a mediados de los cincuenta. ¿Porque la muerte de uno líder del pueblo tenía que ser la motivación para que las personas se levantaran y gritaran injusticia? ¿porque algo tan drástico tiene que pasar para que los colombianos nos pongamos la mano en el corazón, y seamos realmente colombianos?

Por otro lado, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se originaron a partir de la desmovilización de los grupos liberales y así también se inauguró el conflicto armado que se fue multiplicando con la aparición de la guerrilla.  Empezaron en busca de aquello que se les quitó con la muerte de Gaitán, la posibilidad de una nación más agradable, de más oportunidades, de más igualdad, de más educación.

Pero no podemos echarle toda la culpa a la elite; no, porque si nosotros como ciudadanos, no buscamos la forma de hacernos notar, de hacer que nuestros derechos se reconozcan ¿como pensamos que puede haber un cambio? No todos nosotros somos como, Baltazar y Casiano, que nos interesamos con lo que ocurre en las urnas, con los partidos políticos, con lo que ocurre con nuestros impuestos, ese dinero que le damos a la nación constantemente, para que haga nuevas estructuras, para que invierta en nuestros jóvenes y niños, para que se nuestras necesidades sean correspondidas, para que se invierta en educación, la educación que necesitamos, para poder desarrollarnos como personas, para poder conocer porque Colombia es un estado democrático, o así dice la constitución, pero ¿si no tenemos educación como lo sabremos?¿cómo sabremos qué significado tendrá realmente “democracia” y porque debería importarnos?

Pero, por otra parte, somos bastante conformistas, porque mientras tengamos un plato de comida en nuestras mesas y estamos “en nuestra zona de confort” ¿qué importa lo que pasa en el Senado? ¿que importan las leyes sino para exigirnos? ¿qué importa que hay personas iguales a nosotros, para nada diferentes, que no tienen que comer? ¿qué importa el salario mínimo, si me gano dos al mes? ¿qué importa los que no, si yo estoy bien? ¿qué importa? En Colombia no habrá una reforma si como ciudadanos, como sociedad, como personas, como país, buscamos un mejor futuro, no para nosotros, sino para todos.




Es por esto, que Colombia nunca saldrá del circulo vicioso en el cual estamos inmergidos, por culpa de la elite, que nos manejan como títeres por no tener con que defendernos y la única forma de hacerlo es con información, conociendo qué ocurre realmente y no tragando entero. Y es que, al sentirnos demasiado cómodos, nos conformamos con lo primero que venga, porque si el presidente X ganó, me ofreció un trabajo entregando tintos, hizo algo por mí; si me instaló teléfono en la casa, fue el mejor presidente, si me regalo un mercado del mes, busca lo mejor para todos.

No. Todo eso es un deber, un deber que como ciudadanos debemos exigir, pero ¿cuándo? Si lo que más importa es que yo estoy bien. Si los colombianos, nos ponemos la camiseta, (y no de la selección), nos acordaríamos que vivimos en un país, que todos somos uno; solo ese día me importará el prójimo y lo que ocurra con él; solo ese día seré (nacionalista-socialista) de lo que pasa y lo que decidan importa, será cuando Colombia dejara de ser un país tercermundista.

Por eso el libro, “Al pueblo nunca le toca” no solo es una crítica que nos ayuda a ver mediante nuestros dos personajes, que la política colombiana debe cambiar, mejorar y las mejoras no se dan en la constitución o en las leyes, se dan en nuestra forma de pensar, de actuar, de convivir. Al pueblo nunca le tocara el poder, porque se justifica diciendo “En Colombia no hay lideres” ¿como van a existir lideres si nos quedamos de brazos cursados? Y es que el voto no es suficiente, es un medio de comenzar el cambio, pero no podemos quedarnos allí, hay que trascender. A veces nos creemos los mejores ciudadanos, porque fuimos a votar en blanco, (aunque los demás no lo sepan) y nos quejamos frente a lo que ocurre injustamente. ¿Acaso la Colombia real no conoce de la tutela? ¿Qué es una revocatoria de mandato? ¿para qué sirve la constitución y las leyes que están en ella? ¿para qué sirve los entes públicos como la fiscalía, la registraduría nacional, el organismo electoral? ¿acaso saben que es la corporación nacional de servicio civil? ¿acaso saben que son las ramas judiciales? No. Muchos no lo saben, o son ignorantes a ello.

  Por consiguiente, la Colombia real no son aquellos de buen nombre, de altos grados de educación, aquellos que viven cómodamente (que a duras penas saben que son las leyes), aquellos que viven a cuesta del esfuerzo de otros.  La Colombia real está conformada por los ciudadanos que viven con indiferencia (en algunos casos) con la política, porque les parece innecesario, porque dicen “a mí que me importa” porque no saben el poder que tienen en sus manos, solo por ser llamados colombianos, son los que viven en pobreza, los que trabajan humildemente, la Colombia Real es el pueblo, la patria doliente que necesita urgentemente ideales por el cual luchar.

Voltaire dijo una vez “El único poder es el del pueblo” y es lo que el autor nos quiso decir en su obra que, aunque las cosas no mejoren para nuestro decepcionado liberal, o que la indiferencia y conformismos de nuestro mordaz conservador, Colombia necesita a personas que no se conformen con el voto o con quejas; que simplemente se mire con apatía las problemáticas que, a él, también le incumben como ciudadano, como parte de la población colombiana.

En la constitución a inicios dice: “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República” así que cuando el pueblo, entienda que significan esas palabras, y lo importantes que son para cada uno de nosotros que nacemos en la patria, entenderán que la clase elite no debería existir y no existe; porque si empezamos a exigir cambios, desde nosotros mismos, nos daremos cuenta que el pueblo es el que tiene realmente el poder.

Y solo cuando esto ocurra, dejaremos de estar en una dictadura disfrazada por compras de votos, a través de falsas promesas, por las mismas familias de siempre que se encuentran en el poder y empezaremos a buscar esperanza no en los que están arriba, si no los que están abajo, con los que convivimos día a día, en personas como Gaitán y Jaime Garzón, que de forma elocuente buscaban realmente lo mejor para Colombia.

Por este motivo, puedo concluir con la frase de Mijail Bakunin que dice: “El pueblo, por desgracia, es todavía muy ignorante y es mantenido en su ignorancia, por los esfuerzos sistemáticos de todos los gobiernos que consideran esta ignorancia como una de las condiciones más esenciales de su propia potencia” trato de hacernos entender que siempre habrá agentes que buscan suprimir al pueblo; es por esto, que para Maquiavelo “la política es el arte de engañar”.